Los objetos que utilizamos cada día guardan algo de nosotros en su interior. A partir de esa premisa la escritora María José Ferrada nos propone un recorrido que comienza por una taza de café abandonada en una cocina. A medida que la lectura avanza, descubrimos que su dueño es uno de los más de 3000 chilenos que, entre 1973 y mediados de la década de los ochenta, salieron desde casas, oficinas, lugares de estudio, para nunca regresar. Un libro que nos invita a revisar nuestra historia política a partir de las pequeñas historias que quedaron inconclusas. Las imágenes de gran contenido poético, a cargo del ilustrador y diseñador español Pep Carrió, invitan al lector a una reflexión en torno a la fragilidad, la ausencia y la construcción de la memoria. “Conmovedor poema en prosa que sugiere una reflexión sobre la importancia del rescate de los pequeños y grandes acontecimientos para preservar la memoria de los ausentes. La obra alude a los más de tres mil chilenos muertos y desaparecidos entre 1973 y mediados de los años 1980; pero, más allá de ese detonante histórico, palabras e ilustraciones nos hablan, de forma más abarcadora, sobre la sobrevivencia de los recuerdos y la entrañable relación de los seres humanos con sus objetos cotidianos.” - Fundación Cuatrogatos, 2018 La tristeza de las cosas es el segundo libro de María José Ferrada y Pep Carrió, y su título bien recuerda al primero en el que estos dos creadores trabajaron conjuntamente: El lenguaje de la cosas, Ediciones El Jinete Azul, Madrid, 2011.Creo sinceramente que pocos artistas plásticos se han acercado con tanta eficacia y sutileza como Pep Carrió a la obra de María José Ferrada. Los libros de esta escritora chilena son la mayoría de las veces universos cerrados. Me estoy refiriendo a sus obras poéticas. Funcionan, pues, como una caja de música, con el mecanismo exacto que la maquinaria de un reloj hecho a mano. Pero ¿es La tristeza de las cosas un libro de poemas? ¿Son sus breves textos poesías o fragmentos de prosas poéticas?, ¿o fragmentos de un texto más grande roto en trocitos iluminados por la magia y la inteligencia de las composiciones de Pep Carrió. Bien podían nombrarse estos textos con un verso de Benedetti: traían en sus manos los trocitos de las cosas que querían. Sí, este libro está compuesto con eso, con trocitos de sensaciones, fragmentos de recuerdos. Con ellos, en ese alambique en el que María José destila sus universos poéticos, fraguó un pequeño mundo en el que las cosas son las protagonistas, y a la vez son una metáfora de la ausencia de sus dueños. Esta silenciosa propuesta suya nos ha hecho reparar en la tristeza de las cosas; las imágenes de Pep, que iluminan sus palabras, contienen los susurros que aún acompañan a estos objetos.
