Para pensar de nuevo la función de la política en el siglo XXI, hay que comenzar reflexionando sobre sus lugares comunes, el concepto que nos hemos forjado del oficio político. Este libro examina precisamente esas prestaciones básicas que esperamos de la política en el contexto actual de una exigencia de renovación radical. Esa nueva cultura política supone una transformación en la manera de entender el estado y el gobierno, así como una nueva diferenciación ideológica entre la derecha y la izquierda que permite síntesis inéditas y altera no pocos de nuestros cómodos referentes. La filosofía política tiene una especial obligación de atender para entender lo que pasa. En un mundo que parece más complejo e incomprensible que los anteriores, comprender es un bien escaso. En otras épocas, interpretar la realidad era una pérdida de tiempo, una distracción de las exigencias de la praxis; ahora es un modo de actuar sobre la realidad, una verdadera actividad política que comienza desenmascarando aquellas formas de pseudoactividad cuya aceleración y firmeza se deben precisamente a que no se tiene ni idea de lo que pasa.