Max Midas no es como los demás niños. No le gustan el chocolate ni los juguetes.
En lugar de intentar hacer amigos, decide ganar millones y gastarlo todo en lo que más le gusta: ORO. Estatuas de oro, fuentes de oro. Montones y montones de oro, y encima de todos ellos, un castillo de oro.
Pero un día las cosas se vuelven solitarias dentro de su brillante castillo y Max finalmente aprende que el oro no vale nada sin amigos ni familia a su lado